Canal once empezó a difundir en México un programa chileno llamado “31 minutos” este espectáculo televisivo es transmitido actualmente en la barra de programación de niños.
El programa de 31 minutos nace de un concurso propuesto por la productora chilena APLAPLAC, la producción de este programa estuvo y está a cargo de un grupo de periodistas. Y la idea principal es proyectar un noticiero conducido por títeres.En una entrevista obtenida por el periódico La Jornada (México), se publico la siguiente declaración de los productores:
"Partimos de querer hacer un programa infantil y nos impusimos hacer algo que nos gustara a nosotros, algo que nos hubiera gustado ver de niños. Siempre habíamos hecho periodismo televisivo y documentales, y en un concurso de la televisión del Estado para hacer programas infantiles, inventamos esto, porque era el medio que conocíamos. Decidimos que en vez de humanos aparecieran títeres, los personajes fueron cobrando vida".
Estos periodistas adaptaron su conocimiento del medio para crear un noticiero que fuera atractivo para los pequeños, pero que no resultara un simple catálogo de consejos para crecer. Nada de enseñar los números, nada de dar catecismo para ser buenos.
Los mismos creadores lo explican: “Nuestros personajes son más bien moralmente relativos, no son perfectos, (pero) tienen su pequeño oficio, o sea, (…) no son un modelo para los niños”.
Aunque nunca fue su objetivo ganar tanta fama, los creadores de este noticiero de marionetas ha logrado impactar en el público de diferentes edades en México y en su país natal.
Y es a simple vista el grupo de marionetas que dan vida a su producción puede atenderse como un programa de entretenimiento, sin embargo el contenido esta cargado de crítica, sátira y conciencia de la realidad. 31 minutos exalta valores de uso social para niños, al tiempo que expone el compromiso con la sociedad, el cual es uno de los elementos principales de la comunicación alternativa.
Reflexion
Segun los expertos: Es válido concluir que canal once difunde este programa con la intención de entretener y educar a través de sus contenidos. Además, se puede agregar que este programa chileno logra promover los valores de una sociedad, y desde luego esta es una de las funciones más importantes de la comunicación masiva.
Lo mas atractivo para mi, fue el regreso ( ya que crecí con plaza cesamo y los muppets) de la creatividad e imaginación que da vida a unos cuantos títeres hechos de trapos y calcetines, que parecen salidos de cualquier cajón de sastre o de la repisa de peluches de quien fue adolescente en los ochenta, ya que tienen más que ver con un bazar de ropa usada que con un set de televisión, no se tratan de los estilizados "Muppets. Pero sus personajes son muy reales (sin metáfora).
Tulio Triviño, Juan Carlos Bodoque, Policarpo Avedaño, Mico el micófono y el superhéroe Calcetín con rombos man, entre otros personajes, no sólo tienen gracia y colorido sino también argumento, en cual se exaltan sus virtudes, aunque en diferentes ocasiones parece que el guionista se empeña en exponer los defectos.
Podemos atender a 31 minutos como una buena opción para difundir el periodismo de manera crítica sin el compromiso de la figura publica; es desde mi punto de vista, un ejercicio de subversión continua, un programa que se ha vuelto de culto para los adultos, quienes disfrutan el ingenio de sus canciones, las peripecias de sus personajes y sus sorprendentes acercamientos a la realidad.
Pero quizás el eje más representativo de esta serie sean las canciones. Presentadas a manera de top (donde los artistas suben y bajan en el rankin), la banda sonora de 31 minutos no sólo es un despliegue de deliciosas melodías sino de las temáticas más diversas. Desde “Yo nunca me he sacado un siete” (cuya inolvidable estrofa reza: “El psicólogo dijo: dislexia, el cura: semilla del mal, los padres que soy mala junta y el rector sólo me quiere echar”) hasta “Equilibrio espiritual” (donde un quemante Freddy Turbina cuenta cómo le quitó las rueditas chicas a su bicicleta).
31 minutos exalta el compromiso social , rescata el uso de títeres como recurso, en tal caso expone la animación sin recursos computarizados y obtiene un impacto social importante, al mismo tiempo escapa de la epidemia de la globalización y estereotipos de la sociedad.
Controversia.Me sorprendió que de acuerdo a algunas criticas lo que menos quiere ser 31 minutos es un programa educativo, y eso no significa que deje de educar. Es decir, su pedagogía proviene de compartir una visión crítica sobre el mundo, una poco complaciente postura acerca de la realidad. No por nada es un programa que incluso critica a la televisión. En el video “Doggy Style” (¿en qué mente genial se concibió titular así una canción infantil?) unos perros cantan el itinerario de lo que hacen mientras su amo no está. Entre las muchas libertades que se toman dentro de la casa está el ver “la basura que dan en la televisión”.
Los productores de otros programas infantiles cometen el pecado frecuente de creer que sus emisiones sólo serán vistas por niños, o peor aún, que nunca hay que mencionar nada que no sea entendible para los infantes. Peirano y Díaz saben que eso es mentira, que los niños saben muchísimas más cosas de las que quisieran sus padres. Al fin de al cabo ambos habitan un mismo mundo y alternan su propia biografía con la historia que le llega desde la escuela y los noticieros. Los periodistas chilenos lo explican de esta manera:
“Estamos seguros de que no es necesario que los niños comprendan todo del programa, porque a veces usamos palabras que no son aún muy conocidas por ellos, pero al ponerlas en su mundo estamos abriéndolos un poco más”. Esa declaración está sin duda emparentada con aquella memorable frase de Ludwig Wittgestein (“Los límites de mi mundo son los límites de mi lenguaje”), pero también con la idea (debida a Michael Ende) de que “cuando algo es inteligente lo es para personas de cualquier edad”.
Fuente:
http://www.sofoca.cl/31minutos/articulos/31-minutos-1
http://tediosfera.wordpress.com/2010/08/03/a-mi-que-me-expliquen-con-titeres/
Mi Canción preferida:
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